viernes, 6 de mayo de 2011

Apócrifa erudición

Lo impensable caminaba de un lado a otro, con paso lento y pesado, absorto en profunda meditación, deslizándose entre oscilantes destellos de lo que podría ser. Así se movían entre las altas torres de coral, e un país de fantasía surcado por el gris de la época muerta como densa niebla, más turbia que el pensar revoltoso y constante de las cosas sin sentido y del absurdo sentir del tacto artificial de texturas sintéticas en una atmósfera plana de pesimistas ideas grises, como nódulos estancados en el aire, en una red de enmarañadas ideas sin destino ni origen.
La claridad del manejo individual de los seres abstraidos en el éter de lo exacto, revoloteaba en círculos en torno a conceptos sin color en la penumbra de un motivo desconocido, la motivación oculta de la máscara sonriente -insoportablemente sonriente; con una sonrisa de ceniza de tabaco y humo azulado, de algún recuerdo del viejo tiempo-, como un vasto recinto vacío donde se sabe que hay algo, que el ojo no ve y la mano no toma.
Era una densidad relativa, relativa siempre a la curva de la luz, de las teorías postrelativistas y terminologías ambiguas intangibles. Palabras grises como pastillas geométricas, donde antes hubiera gardenia y azahar.
Donde antes un universo crecía, la concepción epistemológica con su metodología neoindustrial -palabras, palabras, palabras como lo fueran tigre y plástico-, ahora invertían su razón en el avistamiento generacional del escepticismo cósmico, ahora como un planeta numérico envuelto en una rejilla cartesiana, poblada de químicas de orgánica estabilidad congruente -¿y la vida?- que manifiestan perfecciones soñadas, en espacios de refinado detalle. Espectáculos circenses de conceptos y parapsicologías danzantes, el orden cuadrático del fuego vital en las fauces del león matemático. La carpa con su estructura simbológica universalista contextualizada en la sinrazón del armónico cáos cósmico de leyes impostoras. Bestial crimen de la serpiente profana, la material lengua bífida de la dualidad. Procesos mecánicos morfológicos, cognoscibles ahora donde rebosaban clavel y rosa, imaginación y primavera ahora agonizantes, apócrifo conceptualismo de la percepción.

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