viernes, 13 de mayo de 2011

Un instante

Viejas formas sin sentido, esas que surcan la realidad, esas que no son sino espectros, fantasmas, ideas, quizá. La idea de que algo haya habido ahí, la esperanza, en cierta forma. Nada más, nada de espacios sutiles, ni de confusas telepatías. Nada de simbolismos mentales, o burdos tal vez. Nada de superficies y texturas de colores, nada de cristales luminosos ni de atmósferas enrarecidas. Sólo esto. Esto que se puede palpar, como se siente el aire, pero más etéreo, tal vez imaginario. Como una matemática flotante, como una fantasía -fantasía de caracoles gigantes, de torres de cristal y de infinitas librerías, de paises amorfos de gente de piel brillante-, todo esto no es más que un tal vez. Un tal vez pueda ser, podría ser, por qué no? pero no es. Nunca es, no tiene sentido. Podría decirse... podrían decirse muchas cosas al respecto, podría hablarse de racionalismos sin sentido, como las arrugas de un viejo que nunca vivió, como todas esas palabrejas, palabrejas y palabrejas que encontramos adornando discursos, dialécticas deformadas, trastornadas hasta perder su significado, en pos de la elocuencia. Pero Nada de esto significa nada. No tiene por qué, no es nisiquiera una sombra, o un parpadeo, o un pequeño vacío escondido entre las luces -las luces de colores artificiales, las de colores vivos, entre los anuncios que se manifiestan en lo alto, los que quieren hacerse ver, pero están tan alto que no se dejan. Sencillamente es este... este ir y venir de todos los días, este caminar constante y frenético entre las gotas de la lluvia, entre los sombreros que esconden miradas bajo el gris de una triste ciudad. Ciudad de rascacielos. Cielos olvidados. Y arriba, allá arriba, sí, ese hombre que se enamora del teléfono. O esa mujer que se apasiona, locamente, ante la pantalla que no le dice más que lo que dicen las letras, que no dicen más que un código de ceros y unos.
En este espacio de quién sabe cuántas dimensiones, todos sabemos. Pero todos callamos. Porque lo que sabemos no sirve de nada. Solo lo que no sabemos importa. Y preferimos no saberlo, porque cuando lo sepamos....
Sin embargo nada de esto debía ser dicho, si se ha dicho, ha sido por error, ha sido por el ocio terrible, han sido las conjeturas de un ruido... de un ruido homogéneo y constante, de ese manto de nada, ese siseo que no calla, que promete todas las voces y todas las músicas, el sonido del vacío, la vibración con su textura de infinitas texturas, más y más pequeñas. Como un fractal, pero este no tiene forma, ni sentido.
O sí lo tiene. Se parece este siseo mucho a la lluvia que interrumpo con mis pasos que hacen plas plas entre las gentes de caras escondidas y de facciones grises, de ojos apagados, entre esos que ven colores donde solo veo gris. Esa gente que se ha endurecido y ahora no puede sentir. Son como momias, como cadáveres, como los productos que comen, con sus aditivos y sus conservadores. Aquí no veo el cielo, soloe scuchoe l zumbido constante de la antena que hay allá, a lo alto del edificio.
No veo ni siquiera esa matemática quelo cubre todo -o que subyace todo- esa matemática rígida y ese racionalismo puro que nos rige, que dicta nuestros actos, el racionalismo de la irracionalidad, ese orden caótico que no entendemos aunque nosotros lo creamos. Toda esta exactitud solo me sirve... para limpiarme el culo. De qué sirve que lo sepa todo? He de ser un microcomponente más, de un ordenador fantástico, algo así como algo vivo, pero todos aqui estamos muertos, todos programados, todos caminando en tropel como rebaño al matadero. Cada quien con sus ilusiones, y con sus ideas, y sus problemas y debates y fanatismos y preocupaciones y con su información personal y con su sistema filosofico de quien todo lo sabe. Porque aunque no sepamos nada, sabemos lo sufciente para encerrarnos. Para aislarnos de la realidad, en este círculo de verdades, de axiomas irrefutables. Esa estabilidad de la vida tal como la vivo o como no la vivo, siempre y cuando no difiera de lo que se, porque así es la cosa, sí, así es, estoy seguro, jamás me ha contradecido. O sí? estoy lo suficientemente sordo para no saberlo, no me importa, allá afuera, quién sabe que habrá. No. Estabilidad, orden, civilización.
Todo esto no es más que un sueño, sí, pero es mi sueño. Es ese atisbo de que algo soy... Algo más que este cuerpo y esta mente. Tal vez... la marca de mis tenis, o la capacidad de mi reproductor, o mis ahorros en esa cuenta de banco, tal vez pueda comprar un carro, no tener que soportar a estos. Estos que como niños se meten todos conmigo a este paquete, estos que no saben, no saben que yo tengo la verdad. Todo sería mejor si las cosas fueran como yo quiero. Pero no. Ellos tambien quieren. Y quieren mi dinero. Y quieren mi patrimonio. Y quieren a mi esposa.
No te preocupes. Esta realidad no tiene final. El único final...... Pero bueno, mejor vale no pensar en eso. La madre tecnología, ella, que todo lo puede, y a quien me rindo con mis respetuosas reverencias, ella va a sacarme de aquí.
Queda poco que decir, realmente nunca hubo mucho que decir, o tal vez nada. Tal vez... un te quiero, chau, te hablaré, un jajaja. Unas adulaciones, claro está, para avanzar, avanzar en este plano, en la realidad. Finalmente es la realidad, quién lo va a dudar? es esto lo más tangible. Cómo vas a negarlo, aquí está, me siento en la silla, miro por la ventana y puedo ver, allá afuera, y veo.... nada. Bueno! no importa, finalmente, no hay que andar pensando en esas cosas, solo provoca deolores de cabeza, son fantasías imaginarias. Cómo puedo poner en duda esta realidad, en la que vivo, y me desenvuelvo? Suponer... es una fantasía. Mejor sigo con mi vida, al fin, aunque la desprecie, aunque me haga infeliz, es cómoda, no tengo que expandirme, ni abrir mi mente. Porque las verdades son verdades, pobre de mí si no lo fueran! Por eso estoy aquí, para.... pues para algo especial, se que algo especial me depara, se que mi destino no es tan gris... como esta gente. Yo soy más, yo puedo sobresalir, trascender incluso! Bueno, pero primero hay que pagarle al vecino lo que le debo, y es que no se puede vivir sin licuadora, bueno fuera si se pudera.
En fin, esta es la realidad, sí, no lo puedo dudar, ese gris es gris, y esa cara triste está triste, sí, sin duda, que cómoda es la realidad! Jamás o hubiera pensado así. La misera es miseria... y nada más. El hombre importante es importante, los artistas de la revista son artistas, y la revista es la revista. Esos vagabundos son vagabundos y los locos de colores son eso: locos.

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