Una vieja, muy anciana (de esas que ya no sirven para nada porque no trabajan ni representan utilidad para nuestra sacrosanta economía) mira por la ventana. Lo que antes ella hubiera conocido, esa vieja realidad otoñal que va y se entromete entre sus recuerdos entretejiéndose con una vieja melodía fosilizada en el viejo fonógrafo, esos de los que ya nadie recuerda ni concibe (sobre todo por la falta de pantalla touch y el hechod e que haya que poner discos gigantescos que solo abarquen unos cuantos bytes de memoria). la neblinosa tarde de gente apresurada entre humo de carros y superficies grises que se elevan al cielo hasta hacerlo incognoscible, se empapa un poco, se empaña la ventana de la vieja en cuanto mira,-donde en el futuro solo habían unos cuantos hombres-máquina que beben cocacola y fuman la marca prestigiada de tabacos y usan sus ropas de marca-, las lluvias de verano que se deslizaba serpenteando por la ventana presas de la gravedad, que distorsionaban la imagen que luego habría de ser un poco de vaho o vapor blanco teñido sobre la superficie transparente. Más allá, en lugar del centro comercial, ahora, en el pasado, cuando podía recuperar las energías de la ilusión pasada, podía ver solo un granero. Y allá... a lo lejos. Pero eso debe ser una ilusión. Regresemos al presente, afrontemos la realidad. No existe ese granero, no es más que un recuerdo vago, tal vez nunca ocurrió. Sin embargo ella lo recuerda, ella recuerda que alguna vez, en lugar de alcantarillas vagabundos lacras piedrosos, puercos vestidos de azul sofocándose en su propia mierda, alguna vez vio... más allá.
No como algien que sea místico. Ella efectivamente podía ver, con los ojos, un horizonte. El campo, el cielo, las nubes, las estrellas.
Pero dejémonos de eso, eso no existe, hay que ser gente sería. Cómo puede ser que aún creamos en esas cosas? Cuando hay cosas tan importantes (como la sacrosanta economía global y el peligro de los virus informáticos, y este pedo del narco yde la seguridad social y el terrorismo, y bueno, nuestros políticos que violan niños por el ano), como para andar pensando en eso, esas cosas del pasado -la asquerosa vida orgánica- esas cosas que pertenecen a los cavernícolas, faltos de desarrollo y que no poseen nuestros importantes avances en aditivos (sucralosa, aspartame, acesulfame k, glutamato monosódico, y por supuesto, amarillo 40 para que tenga colorsito) y sobre todo nuestros logros en el área de consumo.
Pero bueno. a me harté.
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